Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció este martes las torturas sufridas por un “fixer” (guía para periodistas) y traductor ucraniano por parte de militares rusos y avanzó que incluirá su testimonio en la demanda ya presentada ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra.
Nikita, -el nombre ficticio utilizado para mantener su identidad en secreto-, fue detenido el 5 de marzo y liberado el 13. Colaboraba con un equipo de periodistas de Radio France y aprovechó que estaba haciendo un reportaje cerca de su pueblo, en el centro de Ucrania, para acercarse él solo a ver si su familia estaba bien.
En ese momento cayó en una emboscada rusa, según sus declaraciones sobre esos días, que ha sido comprobado por RSF con un familiar, uno de sus antiguos codetenidos y con dos periodistas de Radio France, confirmado por sus exámenes médicos.
El grupo de militares disparó al coche en el que iba, que estaba identificado como de prensa. Al acelerar en su intento de huida, chocó contra un árbol, y aunque gritó que era civil, lo cachearon y golpearon.
De acuerdo con el relato facilitado por RSF, empezaron entonces nueve días infernales ya que los rusos pensaron que era un espía que utilizaba su rol de «fixer» como coartada.
Nikita recibió golpes en el cuerpo y en el rostro tanto con las manos como con la culata de un fusil, lo tiraron a una fosa junto a un perro muerto y lo sometieron a un simulacro de ejecución, en el que un disparó llegó a rozarle la cabeza.
El guía ucraniano estuvo cinco días atado a un árbol mientras le sometían a interrogatorios, le dieron descargas eléctricas y le obligaron a firmar una carta de apoyo al Ejército ruso y a la invasión de Ucrania.
El 10 de marzo, él y otras dos personas que también estaban detenidas fueron trasladadas de la casa en la que estaban hasta entonces a otra, en la que ya había otro preso, e interrogados de nuevo.
El grupo fue liberado el 13, aunque el paradero de uno de ellos sigue desconocido. A Nikita lo soltaron en un bosque y después de echarse a correr consiguió subirse en un coche de civiles ucranianos, añadió RSF en su nota.
Le quedan todavía hematomas en el cuerpo y la cabeza, tiene una pierna hinchada y dificultades para mover las manos como consecuencia de las descargas. Al saber que los autores de esas heridas eran militares rusos, el médico que lo examinó concluyó que sufrió un «traumatismo criminal».
“Nikita ofrece un testimonio escalofriante que confirma la intensidad de los crímenes de guerra perpetrados por el Ejército ruso contra los periodistas. Transmitirlo al fiscal de la Corte Penal Internacional es lo menos que podemos hacer”, subrayó el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
Fuente. Abc Color