La pieza fue incluida en «A Night At The Opera», el cuarto álbum de estudio de la banda británica.
El 31 de octubre de 1975, Queen lanzó «Bohemian Rhapsody», uno de los cortes de lo que sería su próximo disco. La canción se estrenó en Capital Radio gracias a su DJ, Kenny Everett y logró ver la luz a pesar de la resistencia de las grandes industrias discográficas.
La razón por la cual muchos no apoyaban la nueva creación de la banda compuesta por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon era que duraba seis minutos, algo inédito para ese momento. Y no solo eso, sino que además consistía en una gran pieza conformada por pequeños fragmentos diferentes entre sí, la definición de una rapsodia.
A pesar de lo disruptivo que sonaba para la época, «Bohemian Rhapsody» alcanzó el puesto número 1 en las listas del Reino Unido por 9 semanas consecutivas y se convirtió posteriormente en una de las canciones imprescindibles de la historia del rock. Incluso es considerada por muchos la mejor canción de todos los tiempos.
La historia de «Bohemian Rhapsody», la pieza revolucionaria de Queen
Freddie Mercury comenzó a componer «Bohemian Rhapsody» en los finales de los años 60, cuando aún era estudiante en el Ealing Art College en Londres. Fueron esos trozos de canciones que fue recolectando a lo largo de los años los utilizados para crear la obra maestra. Según recuerda Brian May, originalmente la canción se iba a llamar «The Cowboy Song».
Cuando Mercury se dio cuenta del potencial de esos fragmentos se dedicó a diseñarla de esa manera, con los clásicos elementos del rock que venía pregonando Queen y secciones en clave de ópera, que no solo era una apuesta experimental, sino que también suponía un desafío para los miembros de la banda. De todas formas, como así lo quería Freddie, se tuvo que hacer.
Para prepararse, la banda ensayó intensamente en el Ridge Farm Studio en Surrey y perfeccionó detalles en Penrhos Court en Herefordshire. Sin embargo, la grabación comenzó el 24 de agosto de 1975 en los Rockfield Studios en Gales.
Las sesiones duraban entre 10 y 12 horas, de las cuales la gran mayoría eran dedicadas a los fragmentos de ópera, especialmente para lograr la armonía vocal que buscaba el líder de Queen. Lo consiguieron con 160 pistas de grabaciones vocales superpuestas en una grabadora analógica de 24 pistas. En estas secciones podemos escuchar a Freddie Mercury en el registro medio, Brian May en el registro bajo y Roger Taylor en el registro alto.
Un dato de color: el piano que usó Mercury para grabar la canción es el mismo que utilizó Paul McCartney para grabar «Let It Be».
Respecto a la letra, el cantante nunca reveló lo que quería decir. De hecho, había expresado que su intención era que los fanáticos la interpreten y le den su propio significado, lo que llevó a que se crearan diferentes teorías. De todas formas, la canción es exquisita por donde se la mire. Ninguna parte queda suelta y todo resulta al oído una gran pieza cohesiva, y eso se debe a la genialidad de Mercury.
Fuente. www.ambito.com