El ser padre de Josephine le permitió al director canadiense Jason Reitman dejar atrás sus miedos para poder tomar las riendas del legado de su padre y crear una nueva historia con el filme «Ghostbusters: Afterlife», un trabajo donde convergen tres generaciones de su familia.
“Era una muy mala idea hacer una película de ‘Ghostbusters’”, confiesa este lunes en entrevista con Efe Reitman, quien por años dijo que no quería hacer un filme de la franquicia creada por su padre, Ivan Reitman, en los años ochenta.
Durante su participación en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), Reitman añade: “Nada me intimidaba más que la idea de hacer una película de eso y tomar el legado de mi padre, pero encontré una historia de la que podía hacerme cargo, una personal. No creo que sea un accidente que el hijo de un cazafantasmas escriba una historia sobre los nietos de ellos. Esta película en muchas formas hace eco de mi propio camino para tomar mi ‘generador de protones’ (instrumento para cazar fantasmas en la ficción)”.
Reitman tenía 7 años cuando comenzó a ser parte del universo de “Ghostbusters” (1984). En su memoria guarda recuerdos imborrables de los detalles del set de grabaciones y fue un fan más de los millones que existían alrededor del mundo, sólo que él lo vivió en primera fila.
Recuerdo “cuando bañaron en malvavisco a uno de los actores, me acuerdo de ver el Ecto-1 (automóvil de los cazafantasmas) en Manhattan. Fue una gran parte de mi infancia, leí los cómics, jugué con sus juguetes y tuve mis propios sueños de cómo podría ser una película de ‘Ghostbusters’”, rememora.
Esos sueños los convirtió en realidad, y Jason escribió toda una historia basada en el primer filme de la saga a escondidas su padre.
Pero finalmente este se sumaría a la aventura como productor de la película, que Jason asegura está hecha para su generación y para todos aquellos que soñaron con ser un cazafantasmas.
TERCERA GENERACIÓN
Jason ha estado nominado al Óscar en dos ocasiones, sus filmes se han caracterizado por explorar la condición femenina en diferentes facetas, pero su quehacer cinematográfico había estado hasta este momento alejado del cine de fantasía.
“Ghostbusters: Afterlife” cuenta a través de los ojos de la joven Phoebe (Mckenna Grace), la historia de una familia que tras mudarse de hogar se encuentra con las reliquias misteriosas de su fallecido abuelo mientras una serie de cosas inexplicables suceden en su entorno.
“Quería hacer un personaje para mi hija (Josephine). Ella es de la misma edad que Phoebe” y quería crear para ella un personaje brillante, una joven heroína a partir de ser una cazafantasmas, narra.
“Siempre he estado interesado en heroínas desde ‘Juno’ a ‘Tully’ y estoy fascinado de poder haber hecho un personaje así en una gran película taquillera que muchas jóvenes podrán ver”, explica.
Según Jason, Josephine vivió la experiencia de ser parte de la saga con la misma emoción e intensidad que él cuando acompañaba a su padre al plató de grabación.
“Mi hija es como yo. Está completamente enamorada de la forma de hacer cine y en el momento en el que pisó por primera vez un set se convirtió en lo único que quería hacer. Ahora está frustrada porque tiene que ir a la escuela”, dice el director.
El cine en la familia Reitman se ha convertido en una forma de comunicación y un lazo de unión innegable, pero si bien Josephine se perfila para continuar con el apellido en la industria, lo último que Jason quiere es presionar a su hija.
“Fue muy intimidante ser el hijo de mi padre. Yo no aspiro a que mi hija pase por esa misma experiencia pero quiero que la narrativa sea parte de su vida. Eso nos ha dado a mi padre y a mí un lenguaje para discutir todo y mi hija y yo compartimos las películas de una forma similar”, menciona.
Jason también ha compartido cada minuto de grabaciones con su hija. Fue ella la primera en sentarse en el asiento del Ecto-1 de esta versión, vio cada corte del filme junto a su padre y además en el estudio de grabación se hizo amiga de la actriz protagonista.
Fuente. Diario Hoy