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Del American Idiot al rohayhu, Green Day marcó historia en Paraguay

Paraguay fue testigo de un show impecable de Green Day que unió generaciones, con clásicos inmortales llenos de emoción para dar un cierre mágico a la gira sudamericana.

Green Day

La mítica banda californiana, con Billie Joe Armstrong al frente, Mike Dirnt en el bajo y Tré Cool en la batería, encendió el escenario del Jockey Club cerca de las 21:30 de este lunes, en el marco de su gira The Saviors Tour.

Desde los primeros instantes, los flashes de los celulares iluminaron la noche, mientras los gritos del público desbordaban cada rincón para recibir a los íconos del punk rock.

Con la introducción de Bohemian Rhapsody, de Queen, sonando a todo volumen, el ambiente se cargó de emociones como antesala a lo que sería la hora y media de concierto. No importaba la edad ni la generación: niños, jóvenes y adultos compartían la misma energía, unidos por canciones que trascendieron épocas y fronteras.

Green Day

El rugido inicial llegó con los acordes de American Idiot. En segundos, la multitud estalló en saltos y coros que se fundieron en una sola voz. La energía era tan potente como magnética, y la conexión entre artistas y público pagó con creces las décadas de espera acumulada. Ver a Billie Joe cubierto con la bandera paraguaya dejó absortos a los miles de fanáticos.

Con Boulevard of Broken Dreams, el ambiente tomó un tono más melancólico y se volvió íntimo un espectáculo masivo. La calma, sin embargo, duró poco: Basket Case devolvió la locura al público, desatando euforia, sonrisas y sudor.

Durante toda la velada, los asistentes marcaron el pulso con un estribillo incesante: “Olé, olé, olé, Green Day, Green Day”, el cántico que se convirtió en el hilo conductor de la fiesta.

Le siguieron 21 Guns y When I Come Around y She coreadas con devoción, dedicadas a los recuerdos de juventud. Por momentos, unas gotas de lluvia pusieron a prueba el entusiasmo del público, pero nada superó las ganas de presenciar un show tan impecable.

El clímax llegó con Wake Me Up When September Ends, coreada por primera vez en Paraguay, 21 años después de su lanzamiento. Fue un instante cargado de emoción, una postal que quedará marcada en la memoria colectiva.

Sin pausas, el concierto avanzó como una avalancha de éxitos. El punto más alto se vivió con Jesus of Suburbia, nueve minutos de una montaña rusa de intensidad musical. El cierre llegó con el esperado Good Riddance (Time of Your Life).

Las luces de los celulares hicieron un firmamento improvisado para la despedida ideal. Un “aguije” y “rohayhu” de Armstrong sellaron la experiencia de los presentes de haber sido parte de un concierto histórico.

Fuente. UH

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