Un emocionado Gustavo Alfaro confesó que es muy fuerte todo lo que está viviendo en Paraguay a través de la Albirroja. “Me hizo daño, me rompió la caparazón de protección que tenía”, expresó.

La conexión que Gustavo Alfaro logró con la afición paraguaya es tan fuerte que este miércoles, el seleccionador de la Albirroja se quebró al hablar de ella.
Dijo que el Gustavo Alfaro persona “está conmovido porque Paraguay, que se entienda bien, me hizo daño, me rompió la caparazón de protección que tenía. Me había hecho una caparazón de protección porque los sinsabores son muy duros, las ingratitudes pegan fuerte, tener que irnos de un lugar como fue de Ecuador, porque no nos cumplieron dolió. Fue un duelo de 11 meses y tener que ser valiente para callarse la boca y no decir nada es trasuntar todo por adentro”.
“Tengo la piel de cocodrillo decía, a mí no hay flecha que me entre. Hasta que llegué a Paraguay y Paraguay me rompió esa estructura y lo volvió un tipo muy vulnerable, muy humano, muy cercano, que se conmueve mucho con los gestos de amor y humildad de toda la gente. Me pasa con los chiquitos que vienen y me abrazan y me dicen ‘¿En serio sos el técnico de la selección?’. Es el poder maravilloso que tiene el fútbol y Paraguay me abrió absolutamente todo eso. Yo me siento vulnerable pues tengo el temor, siempre digo que los afectos ganados son provisorios y los perdidos suelen serlo para siempre”, añadió.
“Tengo mucho miedo de perder el amor que la gente de Paraguay me está dando. Eso me genera una obligación muy grande, un desafío muy grande porque uno encarna el sentimiento y uno encarna el sufrimiento. Si bien no soy de aquí, ni nací aquí, siento que tengo raíces muy cercanas y tengo sentimientos muy cercanos en ese aspecto. Ojalá mañana pudiéramos conseguir el resultado, por el cual vamos a tener que sacrificarnos y sufrir mucho porque nos va a costar mucho el partido”, acotó.
Tras indicar que le encantaría conseguir el objetivo el jueves, dijo: “Me gustaría salir rápido del estadio y meterme en una tribuna y disfrutar como uno más porque me hizo mucho daño Paraguay. Logró sacar una parte mía que yo ya la tenía enterrada por una cuestión de autoprotección que uno se autoimpone para no vivir ese tipo de frustraciones tan duras y tan difíciles y de tanta soledad que vivimos los entrenadores cuando nos tenemos que ir”.
Al final del partido desea “mirar a los míos, a mi mujer, a mis hijas y pueda ver en sus miradas la sensación del deber cumplido y después, en un abrazo interminable, nos juramentemos entre todos hacer la mejor versión de Paraguay de su historia”.
Fuente. D10