
En plena era de Spotify, YouTube y algoritmos musicales, el disco de vinilo volvió a girar con fuerza. No como moda pasajera, sino como una experiencia sensorial que atraviesa generaciones.
En Paraguay, esta “fiebre” no es solo una tendencia, sino también un reencuentro con la historia sonora del país y del mundo. Para hablar del fenómeno, Última Hora conversó con dos referentes que no necesitan presentación: Mario Ferreiro, periodista, conductor y melómano empedernido, y Rubén Rodríguez, leyenda viva de la radio paraguaya considerada la voz de oro.
Los dos comparten recuerdos entrañables, reflexiones profundas y un entusiasmo contagiante.
“Escuchar un vinilo es un ritual. Es prepararse para un momento especial del día”, dice Mario, quien conserva más de 20 mil discos en su colección. El primero que compró fue Who’s Next, de The Who, en 1973.
“Lo escuché todos los días durante un año. Era como poseer algo sagrado”, recuerda emocionado.
Por su parte, Rubén tiene grabado en la memoria su primer vinilo; uno de Los Blue Caps y otro del paraguayo Óscar Barreto Aguayo. “Mi padre era director de radio, yo jugaba en la discoteca. Crecí entre vinilos”, recuerda con emoción. Hoy conserva alrededor de mil, cuidadosamente organizados.
Ambos coinciden en que el renacimiento del vinilo no es casual. “Es la búsqueda de una música magnífica en su estado original”, dice Ferreiro.
“Los jóvenes son los más fanáticos”, añade Rodríguez, y destaca el placer de leer la contratapa, sacar el disco de su funda, identificar los surcos.
“Es una ceremonia: Única”, aseguran.
Un legado que suena.
Para Ferreiro, hay discos que son verdaderas joyas: Primeras ediciones de los Beatles, Dylan, Hendrix; otros firmados por Santana, Fito Páez, Yes o Toquinho.
Rodríguez no duda: “Tengo los que me gustan y los necesarios”. Y aunque confiesa no haber perdido ninguno, lamenta cómo colecciones completas de radio fueron vendidas o regaladas y hoy circulan entre coleccionistas.
Los dos fanáticos de los vinilos siguen agrandando sus colecciones. Mario recomienda las ferias del grupo “Vinilo Cooltural” y disquerías como “Lo de Antes”, mientras que Rubén se nutre de sus viajes por Argentina o Estados Unidos.
HISTORIAS DE VINILOS.
En sus tiempos de cabina, trabajar con vinilos era una odisea. “Había que cuidar las púas, los discos… si uno se rayaba, tenías que salir corriendo del baño”, recuerda Mario, entre risas. Sin embargo, Rubén comenta que cada operador tenía su propia púa y las bandejas con motor eran un lujo. “Me emociona recordar todo lo que viví”.
Asimismo, celebran que artistas paraguayos estén lanzando álbumes en vinilo. “Le da prestigio al grupo y garantiza la continuidad del formato”, agrega Ferreiro, y Rodríguez, resume con simpleza: “Es innovador y vintage. ¿Por qué no hacerlo?”
Tanto Mario Ferreiro como Rubén Rodríguez creen que el vinilo sigue vivo porque nos conecta con algo esencial: “El arte de escuchar, el placer de descubrir, el valor de lo tangible. No hay algoritmo que pueda imitar eso”.
Fuente. UH