Las Tortugas Ninja regresan a la pantalla grande con Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem, una cinta que explora el caos de la adolescencia con nostalgia y con una propuesta gráfica que busca expandir la diversidad en la animación.
Cansados de vivir escondidos en las alcantarillas, Donatello, Miguel Ángel, Leonardo y Rafael deciden salir al mundo humano con una misión: obtener el reconocimiento de la gente. Su problema es que son unas tortugas mutantes.
“Queríamos hacer una película muy humana aun cuando se trata de tortugas. Es difícil que alguien se relacione con un ninja, pero es más fácil identificarte con el hecho de ser un marginado”, dice Jeff Rowe, director del filme de Nickelodeon Animation Studios, en una entrevista con EFE.
En esta ocasión, los hermanos tendrán que usar sus conocimientos avanzados de artes marciales para derrotar a un poderoso enemigo y a un ejército de mutantes que amenaza con terminar con la especie humana, mientras sueñan con convertirse en unos adolescentes normales.
La visión de Rowe, junto con el actor y productor Seth Rogen, llegó el miércoles a salas en un momento de crisis para la industria de Hollywood debido a las huelgas que protagonizan los sindicatos de escritores y de actores desde el pasado 2 de mayo y 13 de julio, respectivamente.
La cinta, que comienza con el origen de las tortugas nombradas como los grandes pintores del Renacimiento y criadas por una rata (también mutante), reinicia la franquicia creada por Kevin Eastman y Peter Laird en 1984, que tuvo múltiples adaptaciones al cine.
Una propuesta adolescente
La versión de Rowe deja atrás la estética hiperrealista de la última entrega de las Tortugas Ninja de acción real de 2014 y, en cambio, dota de referencias ochenteras y noventeras la técnica de “painterly”, utilizada para darle propiedades visuales de pintura a la animación, con personajes físicamente imperfectos, chuecos y divertidos.
“Queríamos que la película se sintiera como este juguete macizo y raro de nuestra infancia y que el estilo respaldara lo desordenada, caótica y confusa que puede ser la vida adolescente”, cuenta el director.
La idea era lograr que el filme tuviera un espíritu tan fresco que se sintiera que había sido creado por jóvenes de bachillerato.
Esto detonó que la mayor inspiración para el director y el resto del equipo fuera el arte de sus cuadernos de pubertad, en los que reinaba la libertad creativa sin perfeccionismo.
“Al final queríamos que pareciera que las Tortugas Ninja se dibujaron a ellas mismas y al mundo a su alrededor. Eso fue lo más emocionante para nosotros”, ahonda.
La película también pretende esparcir un mensaje de “apoyo, empatía y aceptación de lo diferente”, al mostrar la importancia de la colectividad para la resolución de problemas.
Además cuenta con personalidades, como Jackie Chan en el papel del Maestro Splinter, el padre adoptivo de las tortugas; John Cena, como el rinoceronte mutante Rocksteady; Post Malone, como la mantarraya Ray Fillet, o Ice Cube, como el temible villano Superfly.
“Todo el mundo estaba emocionado por Jackie Chan, él estuvo en Pekín durante todo el proceso y las reuniones eran en horarios complicados, pero siempre fue tan energético, vivo e hilarante, que trabajar con él se sentía como haber tomado tres tazas de café», relata Rowe.
Finalmente, el director agradece que Paramount Pictures y Nickelodeon le brindaran la libertad total de experimentar con la cinta en todos los aspectos creativos y espera que el éxito de este tipo de filmes abra las puertas a proyectos cuyas historias no gozan de la popularidad de franquicias tan grandes como las Tortugas Ninja.
“Espero que de aquí a cinco años las películas animadas sean tan diversas como las cintas de acción real y que los estudios pongan el mismo esfuerzo y energía en historias originales”, finalizó.
Fuente. UH