Que Olimpia y Cerro Porteño protagonicen este domingo un superclásico en paz, y que las familias puedan llenar el estadio Defensores del Chaco y volver a casa sin problemas, sanas y salvas, como debe ser.
Que la gran fiesta del fútbol paraguayo reúna a todos sus protagonistas realizando cada uno su papel como tiene que ser siempre.
Que la Policía Nacional brinde la seguridad a todos los aficionados, principalmente a los verdaderos hinchas, a los decentes, a los que pagan sus entradas y que llevan a sus chicos para disfrutar de una linda tarde de fútbol viendo al club de sus amores.
Que la lamentable situación presentada la semana pasada con el manoseo a los niños ya no se repita nunca más y que sea una lección aprendida por parte de la APF y los clubes, que son los organizadores.
Que los futbolistas se dediquen a jugar y brinden un gran espectáculo; que cada uno se esfuerce por sus colores para dejar en la cancha el último sudor a fin de que aun perdiendo sean reconocidos porque lo han dejado todo durante los 90 minutos y más.
Que los árbitros pasen desapercibidos (suele decirse en frase muy usada), porque ello significa que hacen un buen trabajo; pero sí se tienen que hacer notar para hacer cumplir la regla que así sea.
Que el VAR (tan odiado por sus detractores) intervenga poco, pero que no dude en convocar al árbitro si detecta un motivo (y que lo haga rápidamente como lo hacen en Europa, si no es mucho pedir).
Que los barrabravas se dediquen a alentar y no a descomponer el espectáculo; que no se peleen dentro ni fuera con el propósito de evitar poner en peligro la integridad física de personas inocentes.
Que los dirigentes estén de acuerdo con respetar los reglamentos y en actualizarlos; que se dediquen a crear un ambiente de paz y no de guerra.
Que nosotros, la prensa deportiva, hablemos y escribamos de la alegría de disfrutar de un clásico más apoyando al fútbol paraguayo, obviamente, sin caer en la zalamería, criticando lo que hay que criticar
Fuente. D10