InicioNoticiasActualidad“Tren bala”: un viaje frenético de acción que acaba descarrilándose
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“Tren bala”: un viaje frenético de acción que acaba descarrilándose

Brad Pitt protagoniza un filme con acción ocasionalmente decente y una trama entretenidamente retorcida, pero que está tan empeñada en reírse de sí misma que se olvida de poner humor de calidad.

En los 120 minutos que dura Tren bala conviven ideas buenas y malas, acción espectacular y momentos de mediocridad visual, un argumento interesante lastrado por intentos irritantes de humor, al punto que el equilibrio entre puntos buenos y malos del filme es casi perfecto, un 50-50.

La historia, adaptada de una novela del escritor Kotaro Isaka, trascurre en un tren bala en el trayecto entre Tokio y Kioto, en cuyos vagones convergen varios sicarios y criminales con misiones distintas – un ladrón con legendaria mala suerte (Brad Pitt) contratado para robar un maletín, un dúo de hermanos que debe transportar ese maletín y al hijo de un poderoso jefe mafioso, un joven padre buscando venganza por su hijo, entre otros – cuyos objetivos acaban chocando en un alocado vendaval de violencia.

Tren bala llega de las manos del director David Leitch, cuya filmografía francamente no ha sido demasiado impresionante luego de su co-dirección del clásico instantáneo que fue John Wick.

Mientras su colega Chad Stahelski continuaba la saga con Keanu Reeves, estableciendo un estilo expresivo de acción limpia, alto espectáculo visual y calidad sostenida, Leitch demostró ser un director mucho más impersonal o al menos no tan afortunado con su selección de proyectos; Deadpool 2 fue entretenida pero da la sensación de que cualquiera podría haberla dirigido con los mismos resultados, Hobbs y Shaw fue lo más débil de la saga Rapidos y Furiosos desde… Rápidos y Furiosos; y Atómica es una de las películas de acción más decepcionantes de toda la década pasada.

Tren bala, podría decirse, es su mejor película en solitario después de Deadpool 2, lo que no quiere decir que sea buena. De hecho, es una de esas películas con tanto a su favor que los defectos que anulan esas virtudes se sienten mucho más frustrantes.

La historia de los múltiples personajes enfrascados en un conflicto que ninguno de ellos termina de entender es atrapante, y la forma en que los mismos – y el público acompañándolos – van deshilachando la maraña de coincidencias y rencores que los llevó a estar atrapados juntos en ese tren es entretenida.

Pero el guion de Zak Olkewicz insiste constantemente en diluir la historia con un constante sentido de exagerada irreverencia, sintiendo la necesidad de comentar constantemente sobre lo ridículo de sus acontecimientos en vez de simplemente dejar que la película hable por sí misma, y cayendo en esa desafortunada costumbre que ha infectado al cine cómico hollywoodense últimamente, en que los chistes son en parte improvisados y se repiten varias veces de seguido, como si los realizadores no tuvieran confianza en su guion o en el público.

En la calidad de su acción, Tren bala también es mixta. Los trenes a menudo suelen ser escenarios divertidos para filmes de este tipo, obligando a los directores y encargados de coreografía a ponerse creativos en la forma en que utilizan el espacio reducido y linear. Y al menos en una escena Leitch y su equipo lo aprovechan bien, una secuencia en la que Brad Pitt y Brian Tyree Henry tratan de tener una pelea discreta para no perturbar a los demás pasajeros; es una premisa ingeniosa y ejecutada con creatividad, casi se siente como algo que habría estado en alguna película de Jackie Chan.

Pero el resto de la acción va de pasable a mediocre, y el destructivo final de la película se pierde en un remolino de efectos digitales que le resta impacto a la impresionante brutalidad en despliegue.

Fuente. Abc Color

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